En el reciente Congreso RELIAL 2024, se presentó una intervención titulada “Índice de Calidad Institucional (ICI)”, a cargo de destacados economistas y expertos en la materia. Los participantes de esta sesión fueron Martín Krause, economista y creador del ICI; Sergio Martínez, economista investigador; y Guillermo Peña, presidente de Eléutera de Honduras. La intervención se centró en la evolución y el impacto de las instituciones en el desarrollo de los países, destacando la importancia de la libertad económica.

Martín Krause inició su intervención destacando que las realidades sociales y económicas están en constante cambio. Señaló que históricamente no existían ministros de economía, lo que evidencia cómo la sociedad ha evolucionado según sus necesidades. Krause, con más de diez años de experiencia analizando la trayectoria de los países en diferentes rankings, explicó que uno de los indicadores más cruciales es la libertad económica, que se define como la capacidad de los individuos para controlar su propio trabajo y propiedad. En una sociedad con libertad económica, los gobiernos permiten a la gente actuar libremente en la economía, siempre y cuando sus acciones no infrinjan los derechos de otros.

Krause mencionó que, en la última edición del ICI, los primeros cuatro países fueron Dinamarca, Suiza, Finlandia y Nueva Zelanda. Estos países se han mantenido consistentemente en los primeros lugares del índice, con variaciones mínimas en sus posiciones relativas. El ICI no solo analiza las instituciones políticas, sino también las instituciones de mercado, ya que ambas son fundamentales para el desarrollo de un país. En contraste, los países con los peores rankings fueron Irak, Haití, la República Centroafricana y Burundi.

Un aspecto destacado por el autor del ICI fue el desempeño de Alemania, que ocupa el puesto número 11 en el ranking de instituciones políticas y el puesto 13 en el de instituciones de mercado. Este equilibrio demuestra la importancia de contar con instituciones robustas tanto en el ámbito político como en el económico. Además, en América Latina, Uruguay se posicionó en el nivel 3, seguido por Costa Rica en el nivel 4 y Chile en el nivel 5.

El tema principal de este año giró en torno a las inversiones y su importancia para el crecimiento económico. Krause señaló que las inversiones no solo dependen de la calidad de las instituciones, sino también del tamaño del mercado y la disponibilidad de ahorros para la inversión. En América Latina, el desempeño en estas áreas ha sido deficiente, en parte debido a la elevada carga impositiva que afecta negativamente la inversión empresarial. La alta presión fiscal impide un crecimiento económico sostenible en la región.

Sergio Martínez aportó que el ICI se basa en información de cuatro indicadores, divididos en dos categorías principales: instituciones de mercado e instituciones políticas. Martínez enfatizó la importancia de utilizar datos cuantificables y respaldados matemáticamente para crear índices precisos y creíbles. Destacó que la rigurosidad en la recopilación y análisis de datos es esencial para obtener resultados verídicos y útiles para los formuladores de políticas.

Guillermo Peña, por su parte, subrayó la relevancia del ICI para entender las dinámicas institucionales en diferentes países y regiones. Peña recalcó que el ICI no solo mide la calidad de las instituciones, sino también su capacidad para atraer y retener inversiones, un factor crítico para el desarrollo económico. Señaló que en América Latina es esencial mejorar la calidad institucional para fomentar un ambiente más propicio para la inversión y el crecimiento económico.

En resumen, la intervención sobre el Índice de Calidad Institucional en el Congreso RELIAL 2024 ofreció una visión integral de cómo las instituciones afectan el desarrollo económico y social de los países. A través de un análisis detallado y basado en datos cuantitativos, los ponentes destacaron la necesidad de fortalecer las instituciones para crear un entorno favorable para la inversión y el crecimiento. Este enfoque no solo beneficia a los individuos, sino que también impulsa el desarrollo sostenible a largo plazo, contribuyendo a una mejor calidad de vida para todos los ciudadanos.