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Perro que ladra sí muerde

Era frecuente escuchar a los seguidores de Trump decir que no nos fijáramos tanto en lo que decía, sino en lo que hacía; queriendo decir algo así como que “perro que ladra no muerde”. Jamás imaginaron que sus palabras terminaran promoviendo la violenta arremetida contra el Capitolio la semana pasada. En efecto, algunos de sus seguidores más recalcitrantes tomaron sus palabras literalmente cuando dijo: “Increíble por lo que tenemos que pasar, y tener que hacer que nuestra gente luche. Si ellos no luchan, tenemos que eliminar a los que no luchan”. Entonces pidió “luchar como en el infierno”, porque si no, “ya no van a tener país”. Anteriormente, Rudy Giuliani, el abogado personal de Trump, dijo a los mismos asistentes que las disputas electorales debían resolverse mediante el “combate”.

Sin duda, debe recaer sobre Trump gran parte de la responsabilidad de lo sucedido, y debe pagar por ello ante la justicia federal. En ningún caso se debe ‘pasar la página’ para no ahondar en la polarización que vive el país, como pretenden algunos republicanos, o defender que las responsabilidades son individuales y que por ello solo deben pagar quienes irrumpieron en el Capitolio. No, no es así. Las palabras, y sobre todo las del presidente de los EE. UU., tienen un enorme poder e influyen sobre sus seguidores.

Esto nos lleva a hacernos varias preguntas: ¿qué pasa si la información divulgada es falsa? ¿Cómo se puede demostrar su veracidad? ¿Cómo recuperar la credibilidad en las instancias responsables de verificar dicha información? ¿Cómo identificar y anular las fake news? o ¿se deben regular los intereses ideológicos o económicos de los dueños de los medios?

Para empezar, la forma inequívoca de identificar la veracidad de acusaciones tan graves como la de un posible fraude electoral en las elecciones presidenciales es a través de las instancias judiciales, tanto a nivel estatal como federal, incluida la Corte Suprema de Justica con una amplia mayoría republicana, y ese procedimiento se dio y el veredicto fue claro y conciso: ¡no hubo fraude!

La ‘libertad de expresión’, pilar fundamental de la democracia norteamericana expresada en la primera enmienda de la Constitución, está siendo afligida por la anarquía absoluta de las redes sociales y por algunos medios de comunicación, cuyos propietarios han querido hasta ahora evadir todo tipo de responsabilidad aduciendo justamente el respeto a esta primera enmienda. Ante esto es necesario abrir el debate sobre la creación de una instancia independiente que tenga las bases institucionales lo suficientemente sólidas como para generar credibilidad y confianza entre la ciudadanía, que use modelos de fact checking que ya existen, y que busque evitar que, en aras de la libertad de expresión, cualquier información circule libremente sin responsabilidad alguna con grave perjuicio a la democracia.

Por supuesto, una cosa es creer todo lo que circula en internet sin importar su fuente, y otra muy distinta es cuestionar el profesionalismo periodístico de medios como el New York Times o el Washington Post.

El presidente electo Biden y su fórmula vicepresidencial, Kamala Harris, tienen la enorme responsabilidad de unificar al país. Y esto solo se puede lograr devolviéndole la confianza a la población en sus instituciones. EE. UU. es el faro de las democracias constitucionales y es crucial que sus instituciones respondan de manera expedita y justa frente a las legítimas inconformidades de la población. El nuevo gobierno no puede ser indiferente a los temores y las necesidades de los partidarios de Trump, y la mejor manera de devolver la credibilidad al sistema y dejar de creer en las palabras sin sustento de un líder populista es escuchando y entendiendo las demandas de todos los ciudadanos. Los trumpistas no pueden sentirse excluidos en su propio país o el problema no hará sino acrecentarse.

Finalmente, esto nos recuerda a todos que nuestro voto es muy importante, y depositarlo de manera responsable puede determinar de forma trascendental nuestro futuro como país. Porque en política ‘perro que ladra sí muerde’.

 

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Marcela Prieto

Politóloga y experta en política pública. Vicepresidenta de Relaciones Institucionales para Iberoamérica y EE. UU. de Visión Américas LLC, directora del Comité de Política Pública de Women in Connection.