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América Latina y las elecciones estadounidenses

13-11-2020
Por Siegfreid Herzog, Director Regional de la Fundación Friedrich Naumann para América Latina

Sin duda alguna, las elecciones estadounidenses fueron seguidas desde América Latina con gran interés. Los vínculos económicos, políticos y personales entre Estados Unidos y América Latina son sumamente fuertes, y por lo tanto, el resultado de las elecciones es fundamental para la región de múltiples maneras.

Por una parte, la elección de Joe Biden debe propiciar el regreso de una política exterior estadounidense más profesional y vinculada hacia América Latina; Biden posee una amplia experiencia y conoce bastante la región latinoamericana. Por lo cual, su labor coadyuvará al Departamento de Estado, que tanto padeció bajo la administración de Trump y recuperará más capacidad y trascendencia, para así perfeccionar la calidad comunicativa en la región.

Lidiando con dictaduras de izquierda

La dura postura de Trump contra los gobiernos de izquierda ha puesto bajo presión a las dictaduras de izquierda y a los regímenes autoritarios de América Latina, tal fue el caso de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia durante la época de Evo Morales. Empero, esta política no logró su cometido, puesto que actualmente, dichos gobiernos  esperan ser menos presionados por Washington. Lo cual traducido a la situación venezolana, sería un desenlace problemático.

No obstante, si Biden decide apelar al sentido solidario con otros gobiernos para efectuar una presión más factible sobre las dictaduras en Nicaragua y Venezuela, el resultado podría ser más útil a largo plazo.

Cambio a la izquierda en América Latina y la creciente influencia de Rusia y China

El actual giro hacia la izquierda en América Latina podría presentarse como un desafío para el presidente Biden. Ya que además de las elecciones que se desarrollarán en Chile, Perú, Colombia y Ecuador en 2021, de igual modo, se implementará una nueva constitución en Chile.

Resulta imprescindible destacar que a pesar de que, en todos los Estados, los partidos y movimientos de izquierda denuncian sostenidamente las desigualdades sociales, la mayoría ignora reconocer su propia contribución a estos problemas. Así, la tendencia política izquierdista en la región que continuará en las próximas elecciones, carece de un cambio verdadero en las organizaciones multilaterales latinoamericanas. No sólo está en juego el modelo económico de la economía de mercado, que pese a las diversas  críticas en Chile y especialmente en Perú, en las últimas décadas ha llevado a una reducción significativa de la pobreza, la desigualdad y un mayor crecimiento económico; sino también la inminente amenaza de Rusia que pretende ejercer una mayor influencia, así como el surgimiento de China como una potencia hegemónica en el escenario internacional, que se contrapone a los intereses estadounidenses.

Los fanáticos de Trump ahora deben reorientarse

Se debe recordar que en las elecciones mexicanas de 2006, Felipe Calderón resultó el ganador de la contienda y en aquel periodo distintos mandatarios extranjeros como Joe Biden, lo felicitaron por su victoria. Sin embargo, en dicha elección el actual presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO) también participó y evidentemente al no obtener el triunfo, calificó el proceso electoral como fraudulento, encasillando la victoria Calderonista como fraudulenta.

Como resultado, por todo aquel malestar de hace algunos años, hoy en día AMLO no ha felicitado al probable ganador de las elecciones Joe Biden. Aunado a ello, AMLO ha construido una amplia relación de trabajo con Trump, al grado de que el único viaje al extranjero en casi dos años de presidencia de AMLO, fue a Washington para visitar a Trump, sin reunirse con Biden u otros demócratas destacados.

De ahí que sea posible identificar que Trump y AMLO no son muy diferentes en su estilo político populista, especialmente cuando se trata de desconfianza en las instituciones y dudas sobre resultados electorales desagradables. Conviene enmarcar que simultáneamente a ello, Brasil y El Salvador muestran un panorama análogo, ya que ni el presidente brasileño Bolsonaro ni el presidente salvadoreño Nayib Bukele han felicitado al demócrata.

Migración: ¿más compromiso con un problema común?

En términos de materia migratoria, es factible esperar un tono más moderado, puesto que desde la perspectiva de Biden, todos los países afectados son responsables de los desafíos involucrados. Por consiguiente, las leyes de asilo y refugiados se aplicarán nuevamente bajo su administración. Así pues, para los migrantes que viven en los Estados Unidos, las perspectivas también dependen de la política económica que implemente Biden en su propio país. Bajo Trump, por ejemplo, aumentaron las remesas de los migrantes a sus países de origen.

En efecto, México no pagó por el muro de Trump, pero bajo la presión estadounidense , tuvo que recurrir a la recién creada Guardia Nacional para detener a los migrantes de Centroamérica en la frontera sur. Empero, la política estadounidense ha provocado que un gran número de centroamericanos y algunos otros migrantes se queden atrapados en el país, lo que ha desencadenado grandes problemas para México.

Desde otro ámbito, México, ha estado preocupado por los ciudadanos que han emigrado a Estados Unidos y sin duda alguna, detenta interés en la implementación de reformas que abran una ruta a la ciudadanía para los inmigrantes ilegales. Por lo que, es posible esperar una participación más positiva en Centroamérica por parte de Biden.

Hay que identificar que las dificultades económicas y la inseguridad generalizada en países como Honduras son las principales causas de las presiones migratorias actuales. En consecuencia, imprescindiblemente los países necesitan ayuda para hacer frente a estos problemas. Por lo cual, Biden ha anunciado una estrategia de 4.000 millones de dólares para abordar las causas fundamentales de la migración en el Triángulo Norte de Centroamérica. Esta estrategia se centra en promover la inversión extranjera directa, mejorar la seguridad, fortalecer el estado de derecho, combatir la corrupción y reducir la pobreza a través del desarrollo económico.

No obstante, también existe el riesgo de que, en vista del empeoramiento de las dificultades en Centroamérica a raíz de la pandemia y la esperanza –engañosa– de un acceso más fácil a los EE. UU., el flujo de refugiados aumente drásticamente y se susciten obstáculos crecientes para Guatemala, México y Estados Unidos.

Política económica y climática

En el campo económico, se puede esperar una política menos volátil. El acuerdo sucesor del NAFTA, renegociado bajo Trump, prevé estándares de derecho laboral más estrictos, y la administración de Biden estará particularmente interesada en estos. En política energética, el conflicto se agudiza cada vez más, debido a que mientras que Biden confía en una política climática consistente; el presidente mexicano AMLO al estilo de la década de 1970, favorece un sector petrolero estatal y rechaza considerablemente las inversiones privadas, incluso en el campo de las energías renovables. En lo referente a Brasil, resulta  probable que las políticas ambientalmente dañinas en la región amazónica se vean sometidas a una presión aún mayor bajo Biden.

Desde otro ángulo, Argentina se encuentra actualmente en negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, que otorgó al país el mayor crédito de su historia en 2018; sin embargo, actualmente, el reembolso de la deuda a tiempo es prácticamente imposible, a pesar de que Buenos Aires cuenta con la buena voluntad y la defensa de Washington para negociar con el FMI.

El hecho de que Argentina pudiera reprogramar la deuda en el verano se consideró evidencia de que Trump y quienes lo rodeaban tenían buenas intenciones con el país. Se presume que el presidente Fernández podría haber compaginado con el segundo mandato de Donald Trump, pues su política basada en “acuerdos” individuales les conviene a los peronistas. Trump parecía saber dónde estabas. No está claro si se puede esperar más de Biden.

Política de drogas: ¿hacia la legalización?

Con todo, se debe señalar que existe un resultado más importante más allá de las elecciones presidenciales: los referendos sobre la despenalización o legalización de las drogas han tenido éxito en varios estados de EE. UU., principalmente marihuana.

Así, este lento cambio que se está experimentando en la política en materia del control de drogas, indudablemente será trascendental para la región latinoamericana a largo plazo, debido a que los cárteles de la droga en la región se verán obstaculizados.

Finalmente, por medio de diferentes momentos coyunturales como el arresto de un exministro de Defensa mexicano, el general Cienfuegos, en Estados Unidos bajo sospecha de lavado de dinero, se ejemplifica la gravedad de las influencias profundas que los narcos tienen ahora en Mexico y otros estados de la region . Lo cual, demuestra una vez más que la legalización de las drogas, a pesar de todo pronóstico, es la única herramienta eficaz para combatir al crimen organizado en la actualidad.