El estado actual del escenario político salvadoreño no puede entenderse sin dar un vistazo atrás, específicamente un par de años antes de las elecciones presidenciales de 2019. La llegada de Nayib Bukele a la presidencia de la República parece ser un proceso que se gestó por años y el manejo que hace actualmente de su imagen brinda luces para confirmar la hipótesis.
Bukele hizo su aparición en el espectro político en 2011 con el partido Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Un año después, logró ganar la alcaldía del municipio de Nuevo Cuscatlán, en el departamento de La Libertad, donde gobernó de 2012 a 2015.
Una movida política que confirma, que lo que terminó en la silla presidencial fue un proyecto que se inició años atrás ya que Nuevo Cuscatlán se convirtió para él en un municipio con características estratégicas, como su ubicación cerca de polos de desarrollo, su pequeño número de habitantes y un municipio con un perfil inexistente.
Está ventaja le permitó resolver los problemas sociales como una tarea sencilla que generaba una alta percepción de eficiencia en la opinión pública.
Como alcalde, Bukele comenzó a crear un nombre. Su figura comenzó a crecer gracias a diversos programas sociales y proyectos como el programa de becas para jóvenes, el programa Integral del Adulto Mayor, una clínica y biblioteca municipal así como el desarrollo de un sistema propio de abastecimiento de agua potable, entre otros.
Además, fue en esta etapa donde dio sus primeros pasos en las redes sociales, un elemento vital para la figura que hoy es. Desde entonces parecía entender hacia dónde se debía colocar la mirada. Algo que para la “vieja” política no pareció importante.
Precisamente, su particular estilo de comunicación por medio de las redes sociales le permitió gozar rápidamente de gran popularidad entre la población de Nuevo Cuscatlán y, más tarde, le ayudó a ganar nombre fuera de su municipio.
Las redes sociales se convirtieron en su plataforma de comunicación. Se adelantó a sus adversarios y por medio de estos espacios, especificamente en Twitter, pregonaba su forma de hacer política y a la par de lanzar mensajes contra la clase política: El dinero alcanza cuando nadie roba, decía.
El FMLN no desaprovechó esté escenario; una vez ganada la confianza del partido, dio el salto para ser el candidato a la alcaldía de San Salvador, la capital del país. Y no defraudó al Frente, que vio cómo su nueva figura política desbancaba al partido ARENA de la comuna capitalina.
En San Salvador, Bukele comandó de 2015 a 2018; durante su gestión mantuvo una amplia presencia digital, donde daba a conocer sus programas: Una obra por día; San Salvador 100 % iluminado; el Mercado Cuscatlán y la revitalización del Centro Histórico.
Mientras la relación con el partido se deterioraba, Xochilt Marchelli, síndica del concejo municipal, lo acusó por agresiones verbales a mediados de septiembre de 2017.
Las diferencias entre ambas partes fueron cada vez más difíciles de ocultar. En Twitter, Bukele mantuvo enfrentamientos con una de las líderes históricas del partido, Lorena Peña.
A pocos meses de finalizar su mandato en la alcaldía, el 10 de octubre de 2017 el Tribunal de Ética del FMLN expulsó a Nayib Bukele del partido. Esto le permitió mantenerse vigente en el espectro político ya que de haber renunciado hubiese quedado inhabilitado.
Lejos de ser el final de su vida política, pareció ser el impulso que necesitaba, o buscaba, para lanzarse por el verdadero objetivo: la presidencia de la República de El Salvador.
La vieja política fue sustituida por un nuevo empaque de la política de siempre
Tras su salida del FMLN, Bukele cuestionó abiertamente al partido y al gobierno. Señaló un alejamiento de los intereses y necesidades del pueblo. Acusaba de la existencia de corrupción, intereses ocultos y mala administración de los fondos del Estado.
Su expulsión del Frente y los enfrentamientos agrandaron la figura de Bukele, su proyecto estaba en el hastío de la población hacia la política tradicional en el país.
Siete meses después de su expulsión, el Instituto Universitario de Opinión Pública (Iudop) presentó los datos de un sondeo de opinión. La conclusión: agotamiento y desconfianza creciente en los partidos tradicionales. Más del 50% de los consultados manifestaron que debía surgir otro partido de derecha, de izquierda o de centro.
La encuesta era un parámetro importante a tomar en cuenta. Daba luces de crecimiento de una conciencia ciudadana, del hartazgo a la forma de trabajo de los políticos y del deseo de los salvadoreños por una “nueva forma de hacer política”.
La crisis de los partidos tradicionales era evidente y la existencia de un vacío de representatividad cada vez más palpable. El mismo sondeo expuso que un 50% de los salvadoreños señaló que el ausentismo en las elecciones del 4 de marzo de 2018 se debió a que se ha dejado de creer en los partidos políticos.
Además, el 60% de los consultados consideró que la cantidad de votos nulos se debió a la misma causa. En 2018, datos del Tribunal Supremo Electoral demuestran que en la elección de diputados hubo 191,155 votos nulos. Mientras que en concejos municipales, los votos anulados fueron 95,838.
Fue precisamente este descontento generalizado el que abrió las puertas a Nayib Bukele, quien se presentó como la figura con una idea que buscaba distanciarse de lo “tradicional”, representado por los dos partidos mayoritarios (ARENA y FMLN).
Ya entonces, Bukele superaba por más de 30 puntos a Carlos Calleja en las encuestas sobre la preferencia por la presidencia. Incluso su partido Nuevas Ideas, que estaba en formación, se posicionaba como la primera opción en intención de voto, ampliamente arriba de ARENA y el Frente.
Los partidos tradicionales debieron modificar drásticamente su modo de proceder. Empero, no sucedió y su ciclo terminó.
En ese sentido, el 3 de febrero de 2019 Nayib Bukele quien corrió con el partido GANA, fue electo como presidente de El Salvador para el periodo 2019- 2024 tras obtener un total de 1,434,856 votos.
Invasión legislativa y una plegaria a “Dios”: 9F
Antes de ser electo presidente, los detractores de Nayib Bukele lo tildaron de mesiánico y caudillista. Ocho meses después de su llegada a Casa Presidencial, algo de razón hubo en esos señalamientos.
El 2020 fue un año convulso y tenso en El Salvador. Bukele presionaba a la Asamblea Legislativa para la aprobación de un préstamo de $109 millones de dólares para la tercera fase del Plan Control Territorial.
El Legislativo, que aún era de mayoría opositora, se negaba a dar los votos aduciendo opacidad en el plan del gobierno. Ante esto, Bukele lanzó un ultimátum de siete días a los diputados.
Como presión extra, el sábado 8 de febrero del 2020, Bukele rodeó la Asamblea Legislativa con efectivos de la Fuerza Armada. En el lugar se instaló una tarima, donde el presidente salvadoreño hablaría un día después, en dos ocasiones, con sus seguidores.
Mientras esto sucedía, el entonces presidente de la Asamblea Legislativa, Mario Ponce, reportaba que la División de Protección a Personalidades Importantes (PPI) retiraba a los agentes asignados a la seguridad personal de los parlamentarios. Asimismo, diputados opositores denunciaron acoso en sus viviendas.
El domingo 9 de febrero, la toma de las instalaciones de la Asamblea Legislativa por parte de la Fuerza Armada fue un hecho. Incluso el ingreso de los diputados estuvo a cargo de elementos del Estado Mayor Presidencial.
Con el control de su lado, Bukele ingresó en el hemiciclo, donde había solo 31 de 84 diputados. El mandatario entró, se dirigió a la zona de la Junta Directiva y se sentó en el lugar designado para el presidente de la Asamblea.
“Ahora creo que está muy claro quién tiene el control de la situación", dijo. Posteriormente, con las manos en el rostro, comenzó a orar. Luego, simplemente se levantó y abandonó el Salón Azul para volver a la tarima.
Yo le pregunté a Dios y Dios me dijo: “Paciencia”. ¡El 28 de febrero, todos esos sinvergüenzas van a salir por la puerta de afuera y los vamos a sacar democráticamente!, dijo el presidente en referencia a las elecciones de diputados que se efectuarían un año después.
La acción claramente fue una muestra de poder. Además, más allá de la presión a los diputados por los fondos del Plan Control Territorial, pareció ser una concentración electoral, un primer y claro llamado al cambio en la Asamblea Legislativa.
Y ese cambio se consumó al año siguiente, pues la Asamblea Legislativa tiene mayoría de diputados de Nuevas Ideas, que sumados a sus aliados de GANA, PCN y PDC superan ampliamente la mayoría calificada.
Claramente, y pese a que la toma de la Asamblea con fuerzas militares es un hecho sin precedentes desde la firma de los Acuerdos de Paz, la aceptación del mandatario por parte de los salvadoreños se vio poco o nada afectada. Manteniendo siempre altos niveles de popularidad, si bien un poco más bajos que los reportados tras los primeros 100 días en la presidencia.
Asimismo, pese a que un porcentaje de la población consideró negativa la acción y calificó de militarización lo sucedido en la Asamblea, muchos otros aprueban lo hecho por el Presidente ya que consideran que está acción fue por el bien del país.
En octubre de 2020, la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia declaró inconstitucional la toma de la Asamblea. La Sala consideró que el Consejo de Ministros actuó fuera de sus competencias y en contra la Constitución al convocar una sesión extraordinaria de la Asamblea el 9F.
Asimismo, indicó que la convocatoria estaba injustificada y ordenó al ministro de Defensa, al director de la Policía Nacional Civil y a los miembros de ambas instituciones a abstenerse de ejercer funciones diferentes de las que la ley los obliga, so pena de responsabilidades civiles y penales.
“Limpieza de la casa”
El hartazgo de la antigua clase política que dio paso a la llegada de Nayib Bukele a la presidencia de la República tuvo su momento culmen en las elecciones de 2021, donde Nuevas Ideas se hizo de la mayoría en la Asamblea Legislativa.
Esta situación le dio a Bukele el control del Salón Azul, ese mismo que mencionó un año antes en el 9F en las afueras del Legislativo. El 1.° de mayo de 2021, la sesión de instalación de la nueva legislatura distó mucho de ser como en años anteriores, y mucho menos tranquila.
Ese día, y ante la mirada perpleja de nacionales y extranjeros, la “nueva Asamblea” decidió como primeras medidas aprobar la destitución del entonces fiscal general de la República, Raúl Melara, y de los magistrados de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia.
Llamó la atención que las primeras acciones tomadas por los diputados oficialistas fuesen quitar del escenario a instancias y funcionarios que habían investigado y emitido veredictos contrarios a las políticas del presidente Nayib Bukele.
Tras las destituciones, el presidente Bukele escribió en Twitter: El pueblo salvadoreño, a través de sus representantes, dijo: ¡Destituidos!
A nuestros amigos de la Comunidad Internacional: Queremos trabajar con ustedes, comerciar, viajar, conocernos y ayudar en lo que podamos. Nuestras puertas están más abiertas que nunca. Pero con todo respeto: Estamos limpiando nuestra casa… y eso no es de su incumbencia, añadió.
La medida claramente dejó sin contrapesos políticos al país y abrió las puertas a un control total de todos los órganos del Estado, eliminando la posibilidad para detener posibles acciones arbitrarias e ilegales.
Al igual que con el tema de la militarización de la Asamblea, la opinión de los salvadoreños fue de aprobación a las destituciones aprobadas por los diputados. Las razones fueron variadas: desde que era necesario un cambio, que eran corruptos y que estaban en contra del gobierno y no le ayudaron en nada, por lo que “había que limpiar”.
Por su parte, organismos internacionales y otros gobiernos expresaron su preocupación por colocar en riesgo la gobernabilidad democrática en El Salvador, ya que mencionaron que para que se cumpla se requiere del respeto de la separación de poderes.
Pandemia: tambores de corrupción
En El Salvador, la llegada de la pandemia dio paso a señalamientos de corrupción por parte del gobierno del presidente Nayib Bukele. Además, el Ejecutivo colocó bajo secreto, y por varios años, la mayoría de la información oficial relacionada con la atención de la pandemia.
Esto incluyó datos vinculados con el manejo hospitalario, la compras de alimentos e informes de la Policía Nacional Civil (PNC).
El Ministerio de Salud puso bajo reserva la información sobre los centros de contención que fueron instalados por el gobierno. Al respecto, cabe destacar que de acuerdo con organizaciones sociales, en estos lugares se llevaron a cabo violaciones a derechos humanos.
En el caso del Ministerio de Agricultura, puso bajo reserva los expedientes relacionados con un examen especial de fiscalización relacionado con la compra y distribución de ayuda alimentaria para personas afectadas por la pandemia.
El Ministerio de Hacienda declaró con reserva de cinco años la información generada durante el desarrollo de la emisión y colocación de títulos valores cuya finalidad sea la obtención de recursos financieros.
Mientras que en el caso de la Policía Nacional Civil fue colocada bajo secreto la información del informe situacional para la atención de la emergencia por la Covid-19.
Otro punto a destacar fue la aprobación en la Asamblea Legislativa de la Ley para el uso de productos para tratamientos médicos en situaciones excepcionales de salud pública ocasionadas por la pandemia covid-19.
Con la normativa colocó un bloqueo a la veeduría sobre las compras directas relacionadas con la pandemia. Además se protegió a los funcionarios de las denuncias de corrupción relacionadas con la adquisición de suministros en el marco de la pandemia.
Meses antes de la aprobación de la ley, diversos medios salvadoreños presentaron información sobre los gastos de la Casa Presidencial en la pandemia. Los reportajes presentaron hallazgos como que el ministro de Salud, Francisco Alabí, habría gastado $50,000 colonos en la remodelación de su oficina durante la pandemia. Asimismo, se señaló al titular de Salud de otorgar un contrato de $225,000 dólarespara botas de goma a una compañía de autopartes de la que su tía era la presidenta.
Alejandro Zelaya, ministro de Hacienda, también fue señalado por supuestos vínculos con una compañía que le vendió 300,000 mascarillas al gobierno por $750.000 ($2.50 por unidad o el doble del precio de fábrica).
Y el Ministerio de Salud también fue señalado de adquirir 100,000 máscaras a $250,000 a una empresa de reciclaje de Jorge Aguilar, quien entonces era jefe del Fondo Ambiental del país.
Por otra parte, la Corte de Cuentas de la República mantenía investigaciones por más de seis casos de supuestas irregularidades en las compras hechas para la pandemia y la entrega de $30 millones a personas no identificadas que recibieron el bono del gobierno de $300 durante las cuarentenas.
Cabe destacar que un año después de declarada la pandemia y la cuarentena en El Salvador, un sondeo de la Universidad Centroamericana (UCA) indicó que 9 de cada 10 salvadoreños afirmaron que el principal logro del mandatario en dos años de gestión fue el manejo de la pandemia.
Estado militar y policial
El 27 de marzo de 2022, la Asamblea Legislativa aprobó con 67 votos el régimen de excepción. La medida fue avalada en una sesión plenaria extraordinaria como una acción de emergencia para salvaguardar la vida de los salvadoreños.
El régimen de excepción fue la respuesta del gobierno al alza de homicidios registrados en el país el 26 de marzo de 2022. De acuerdo con los reportes de la Policía Nacional Civil (PNC), ese día cerró con una cifra de 62 homicidios.
La Constitución de la República en su artículo 29 faculta al gobierno a establecer régimen de excepción en casos de guerra, invasión del territorio, rebelión, sedición, catástrofe, epidemia u otra calamidad general o de graves perturbaciones al orden público.
Tras las destituciones, el presidente Bukele escribió en Twitter: El pueblo salvadoreño, a través de sus representantes, dijo: ¡Destituidos!
Las garantías constitucionales que quedaron temporalmente suspendidas fueron la libertad de reunión e inviolabilidad de la correspondencia, el derecho de la persona detenida a ser informada sobre sus derechos y las razones de su captura así como la detención administrativa.
Inicialmente se estableció que el régimen de excepción tendría una duración de 30 días. Una vez transcurrido ese tiempo, podía prolongarse la suspensión por un periodo de tiempo igual mediante nuevo decreto.
Desde entonces, el régimen de excepción ha sido prorrogado en 15 ocasiones. Con ello, a la fecha lleva más de un año de su implementación. De acuerdo con las autoridades, hasta el 1 de abril de 2023 se han capturado a 66,757 pandilleros y se han incautado 3,339 autos, 2,575 armas de fuego y 16,078 celulares.
Empero, a estos resultados oficiales se suman el señalamiento de al menos un centenar de fallecidos en las cárceles, torturas y capturas arbitrarias. Además de restricción de derechos constitucionales, ocultamiento de información oficial, contratos y compras públicas sin licitación y la legalización de la arbitrariedad para que los cuerpos de seguridad detengan a cualquier persona.
Sobre este tema, el último sondeo que la consultoría interdisciplinaria CID-Gallup presentó señala que el régimen de excepción es bien recibido por la población, ya que perciben que se han atacado a quienes se consideran los principales responsables de la violencia y el crimen en el país.
Una imagen sin erosión
A cuatro años de su mandato, el presidente Nayib Bukele continúa manteniendo un alto nivel de aprobación entre la población salvadoreña. De acuerdo al más reciente sondeo de CID-Gallup, el 90% de los consultados aprueban el trabajo realizado por el mandatario. Mientras que el 84% considera que el país va por buen camino.
Por su parte, LPG Datos presentó el pasado 15 de marzo los resultados de su sondeo. De acuerdo a la encuesta, el 91% de los salvadoreños aprueba el trabajo del presidente Bukele.
Los datos indican que esta es la segunda aprobación más alta de su gestión; la primera fue al cierre de su primer año de trabajo, impulsado por el manejo de la pandemia. Además, Bukele mantiene un nivel de aprobación por arriba de sus últimos tres antecesores, añade LPG Datos.
Para los salvadoreños, uno de sus principales logros es la mejora de la seguridad pública (42.9%), en particular el combate a las pandillas. Sobre el manejo de la seguridad en general, el 92.5% considera que el desempeño del presidente ha sido muy bueno.
A inicios de año, el Iudop presentó los datos de un sondeo en el que Bukele fue el mejor evaluado de las instituciones o personajes públicos, con una nota de 8.37. Mientras que el 79.1% dijo tener confianza en el mandatario.
Visto de este modo, a punto de cerrar su cuarto año de mandato y lejos de erosionarse por los diversos señalamientos a su gobierno y las acciones ejecutadas por su bancada en la Asamblea, la figura de Nayib Bukele sigue consolidando su figura política.
Esto es un punto clave tomando en cuenta que El Salvador se encuentra en un año preelectoral y ante la latente posibilidad de reelección de Nayib Bukele como presidente, la cual fue anunciada con bombo y platillo el pasado 15 de septiembre desde la Casa Presidencial. Anuncio al pueblo salvadoreño que he decidido correr como candidato a la presidencia del 2024, comentó el mandatario en cadena nacional.
La justificación para buscar mantenerse en el poder es que la reelección ahora es posible, ello gracias a la soberanía que tiene El Salvador y a la balanza existente entre los Órganos del Estado, indicó Bukele.
Esa “soberanía” que le abrió la posibilidad de reelección nació de una sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia colocada por la Asamblea oficialista la cual, en mayo de 2021, estableció que la decisión de que el presidente siga en su cargo recae en los votantes, por lo que el Tribunal Supremo Electoral aseguró que las decisiones de la Sala son inapelables y de obligatorio cumplimiento.
Todo esto pese a que la Constitución determina que un presidente no puede ser reelegido inmediatamente después de un mandato.
¿El verdadero control territorial?
El jueves 1 de junio, durante su discurso por el cuarto año de su mandato, el presidente de la República, Nayib Bukele, realizó tres anuncios desde el Salón Azul de la Asamblea Legislativa.
Uno de ellos consiste en la presentación de una propuesta para reorganizar la división política administrativa de El Salvador. La iniciativa establece la reducción de la cantidad de municipios a escala nacional, pasando de los 262 actuales a 44.
Al respecto, el periodista Edwin Segura, de LPG Datos y el periódico La Prensa Gráfica, hizo una comparativa de las pasadas elecciones legislativas y lo que sucedería si esos datos se aplican a la propuesta de reducción de municipios.
El nuevo reordenamiento municipal permitiría, con la votación de 2021, que Nuevas Ideas gane los nuevos 44 concejos municipales, y estos a su vez podrían nombrar a los 262 jefes de distrito (si este cargo no es de elección popular). El resultado más ajustado sería Morazán Norte, explicó en su cuenta de Twitter, situación que llama la atención, tomando en cuenta que el próximo año se realizarán las elecciones legislativas y municipales.
Sobre los comicios de 2024, vale recordar que en marzo de este año, la Asamblea aprobó, sin estudio previo y con dispensa de trámite, reformar el Código Electoral para derogar el artículo 291-A; dicha enmienda eliminó la prohibición de hacer reformas electorales un año antes de las elecciones.
Otro de los anuncios fue la petición de reducir el número de diputados para que de 84 pase a 60, como funcionaba antes de los Acuerdos de Paz, declaró Bukele.
Para la oposición, ambas iniciativas forman parte de una táctica del gobierno para tener la balanza a su favor en las elecciones de 2024. Bukele exigió que estén listas antes de las elecciones de 2024. Ambas medidas van encaminadas a reducir aún más la incidencia de partidos minoritarios”, declaró el partido ARENA por medio de un comunicado.
La diputada de VAMOS, Claudia Ortiz considera que el tema de reducción de alcaldías busca evitar que los ediles de Nuevas Ideas reciban la factura electoral por el pésimo trabajo ejecutado desde el 2021.
Al respecto, un sondeo de marzo de 2023 de la Fundación Dr. Guillermo Manuel Ungo (Fundaungo), indica que el 48.8% de salvadoreños está de acuerdo o muy de acuerdo con la reducción de municipios; mientras que el 80.2% está de acuerdo con la reducción de diputados de la Asamblea Legislativa.
El tercer anuncio fue la declaratoria de la “Guerra contra la corrupción” en la que Bukele aseguró que se perseguirá el pasado, presente y futuro. Mientras anunciaba la medida, el Presidente indicó que el fiscal general realizaba allanamientos y extinción de dominio de las propiedades del expresidente Alfredo Cristiani.
Empero, desde el inicio de su gestión han sido varios los señalamientos de corrupción contra su gobierno y varios de sus funcionarios, de los cuales no ha habido mayor avance. Lo que claramente es una contradicción al discurso y la narrativa que manejan desde Casa Presidencial.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
Editorial UCA. (2018). Bukele, un caso incierto. Noticias UCA. https://noticias.uca.edu.sv/editoriales/bukele-un-caso-incierto
Fundaungo. (2019). Asocio Académico presenta análisis de los resultados para las elecciones 2018 y 2019. https://www.fundaungo.org.sv/presentacion-de-resultados-electorales-2018-y-2019
Gobierno de El Salvador. (2020). Nayib Armando Bukele Ortez. Presidente de la República de El Salvador. https://www.presidencia.gob.sv/presidente-de-la-republica/
Informa TVX [Informa TVX] (3 de mayo del 2021). Salvadoreños opinan a la destitución de los magistrados de la Sala de lo Constitucional [¿Qué opina la población sobre la destitución de los magistrados de la Sala de lo Constitucional y del ahora exfiscal general de la República, Raúl Melara, el pasado sábado en la Plenaria n°1 de la nueva Asamblea Legislativa?]https://www.facebook.com/watch/?v=306569970845701
Instituto Universitario de Opinión Pública (ludop). (2020). Sondeo de opinión sobre el primer año del Gobierno del Presidente Nayib Bukele y el manejo de la pandemia de COVID-19 por parte de las autoridades, junio 2020. Universidad Centroamericana José Simeón Cañas. https://www.uca.edu.sv/iudop/wp-content/uploads/informe156.pdf
Salud con Lupa. (1° de diciembre de 2020). El Gobierno de El Salvador pone bajo secreto la información sobre la pandemia. Salud con Lupa. https://saludconlupa.com/noticias/el-gobierno-de-el-salvador-pone-bajo-secreto-la-informacion-sobre-la-pandemia/
Segura, Edwing. (2023). LPG Datos | Bukele arranca 2023 con 91 % de aprobación. La Prensa Gráfica. https://www.laprensagrafica.com/lpgdatos/LPG-Datos–Bukele-arranca-2023-con-91–de-aprobacion-20230314-0090.html
Segura, Edwin. (2020). La opinión más común es que Asamblea fue militarizada. La Prensa Gráfica. https://www.laprensagrafica.com/lpgdatos/La-opinion-mas-comun-es-que-Asamblea-fue-militarizada-20200229-0050.html?fbclid=IwAR2i935s-FMi4lqSrBZrMrtEJRSa9UFeFBucsE9WeGUpul9tpZxwUsLuyEM
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