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Una lección del liberalismo sueco para América Latina

19 -oct- 2022
Autor: Relial
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“El derecho más importante es el de la búsqueda de la felicidad, porque son los individuos los que definen cómo ser felices, no el Estado” dijo el día de hoy Mauricio Rojas en el marco del encuentro de partidos políticos de la Red Liberal de América Latina (Relial).

Mauricio, quien fue alguna vez un militante de izquierda en Chile y es hoy un congresista sueco, explicó algunas lecciones históricas que ayudaron a consolidar la tradición del liberalismo en el país y que pueden hoy servir de ejemplo para los partidos latinoamericanos que buscan hacer lo mismo en la región.

Su repaso histórico, que comenzó con las primeras ideas liberales en el siglo XIX y culminó con los retos más actuales del país, puso un énfasis especial en la importancia de la integración y la consideración de la estructura social, así como en el Estado como un garante de las libertades individuales que, durante la historia liberal del país, actuó en paralelo con la industria privada para garantizar un piso parejo bajo el cual los ciudadanos pudieran competir.

A diferencia de otras tradiciones del liberalismo, la corriente sueca aspira al diálogo y el acuerdo, tanto con otros actores políticos, como entre lo público y lo privado. Durante la consolidación de Suecia como potencia económica, fue, por ejemplo, fundamental el papel del Estado —llamado por rojas Estado facilitador— para brindar educación e infraestructura y apoyar a los ciudadanos en la consecución de sus metas.

En una revisión histórica, el expositor recuerda que el liberalismo surge como respuesta al absolutismo y mercantilismo, allí es donde nacen todos sus fundamentos: soberanía popular, derechos naturales, constitucionalismo, economía libre, libertad de pensamiento, credo y expresión. El partido liberal de Suecia, como tantos otros partidos liberales, adhirieron a estas ideas para conformar la columna vertebral de sus principios y poner en práctica las ideas que la anteceden.